Con la mirada puesta en el terror y la ciencia ficción, la directora y guionista está dejando huella en festivales

Elisa Puerto Aubel es una directora, guionista y script doctor medio española, medio francesa. Centrada en el terror y la ciencia ficción, Puerto refleja en sus proyectos una gran unión entre ambientes ficticios y temas sociales. Su cortometraje El establo fue candidato a Goya el año pasado, y La antesala tuvo gran presencia en festivales internacionales como el Fantasia Film Festival o el Final Girls Berlin Film Festival. Además, su guion Cachorra participa en el Fantastic 7 de Cannes 2025. Además, fue guionista del documental La Venganza de Jairo, que ganó el Premio del Público en el Festival de Sitges.

Pregunta. Estudiaste Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid. ¿Cómo pasaste a dedicarte al cine?

Respuesta. Yo siempre he sido una persona muy creativa, con mucha imaginación. Siempre me he hecho muchas preguntas, demasiado profundas quizá para la edad que tenía. Me enamoré de las clases de un profesor de filosofía en bachillerato que me abrió la cabeza, y me di cuenta de que necesitaba un poquito más de estructura mental. El rigor con el que se usa el lenguaje en la filosofía me ayudó mucho a aterrizar pensamientos y a poder expresarme con mayor claridad. Y eso me ha ayudado mucho para ser mejor guionista, la verdad.

En Filosofía me sentí muy aislada en un mundo muy académico. Si bien yo supe coger lo más bonito de lo académico, creo, en mi caso, que yo necesitaba estallar. Así que me fui a Cuba, a la EICTV [Escuela Internacional de Cine y TV], y ahí me di cuenta de que no podía dejar de lado la parte creativa. Así que regresé al año siguiente a hacer un taller, y confirmé que sí me veía viviendo ahí una temporada. Y así empezó todo.

Elisa Puerto, directora y guionista
Elisa Puerto, directora y guionista. Fotografía cedida por Elisa Puerto

¿Y después de esa experiencia también estudiaste en la FAMU (Escuela de Cine y Televisión de la Academia de Artes Escénicas) de Praga?

Sí, porque yo siempre he sido muy fanática del cine de Polanski y de Miloš Forman, y ellos estudiaron allí. Me fui para allá también para hacer contactos con Europa, porque en la EICTV hice muchísimos contactos con toda Latinoamérica, pero también necesitaba reanudar un poco con las raíces europeas. Y esa fue mi formación.

¿Y encuentras diferencias entre trabajar en Europa y Latinoamérica?

Enormes, gigantescas. En Europa creo que estamos adormilados. Tenemos todas las capacidades para hacer enormes cosas, para contar historias increíbles, y siempre repetimos la misma fórmula. Este sistema de falsa sensación de seguridad con la que hemos vivido durante tantos años nos ha adormilado. Creo que en Latinoamérica hay una pulsión creativa mucho mayor. Hay una conexión con la naturaleza mucho más orgánica, y eso es fundamental para la creación. Es diferente, es otra cosa. Yo he tenido la suerte de colaborar con muchos países latinoamericanos. Me encanta trabajar con Chile, me encanta trabajar con Colombia, México… Hay mucha necesidad de contar historias muy potentes, porque allí uno está más despierto, uno está más vivo, todos los días te levantas y hay una intensidad diferente.

Aquí estamos más amuermados. Siento que en España hay muchísimo talento, y ya que hablamos de mujeres, yo tengo la suerte de leer guiones escritos por mujeres cada año que te estalla la cabeza. Yo creo que las mujeres, en estos momentos, son las que más cosas interesantes tienen que decir. Va por rachas. Igual que las personas trans o las personas migrantes tienen historias increíbles que contar, el problema es que su visibilidad es todavía muy efímera.

“Yo he escuchado a hombres, a quienes admiro mucho, decir que las mujeres nos hemos acaparado el cine independiente. Danos más dinero, ya verás lo que acaparamos”

¿Puedes contarme un poco sobre tu trabajo como script doctor?

A ver, yo soy guionista, script doctor y, además, en los últimos años he dado el paso y he empezado a dirigir. Siempre digo estas tres cosas, porque si bien creo que es muy importante especializarse, lo mío siempre han sido los guiones, pero no solo escribirlos, sino también leerlos, analizarlos, asesorarlos y también dar clases de guion. Y todo esto a mí me ha hecho mejor guionista.

Entonces, el oficio de script doctor consiste en una persona especializada en leer guiones, en estructurarlo y sacar lo mejor de una historia. Puedes ser lector o lectora de guiones para un organismo como el ICAA o el FDC en Colombia: lees, debates y puntúas en función de su viabilidad, originalidad y la estructura. Eso es ser analista de guion. Luego está el asesor o asesora de guion, que se sienta contigo y te ayuda a encontrar tanto tu voz como soluciones creativas a los problemas de tu trama. Hay un proceso de creatividad, una colaboración. El asesor o asesora jamás se sienta a escribir, es tu guion, y una buena asesora te ayuda a encontrar tu voz.

Y luego está el coguionista de la película. A veces me ha pasado que yo he empezado siendo asesora y que, al final, ha sido tal la conexión y han sido tantos los aportes que he podido hacer que he terminado siendo coguionista de la película. Y ahí inmediatamente hay que cambiar la fórmula y hay que cambiar el contrato. Hay que diferenciar bien estas figuras. Analista de guiones, asesor de guiones y coguionista. No tienen nada que ver estas tres cosas. Y yo siempre insisto mucho en estas diferencias porque hay gente que te llama y que pretende que seas de todo, y no es así.

Elisa Puerto
Puerto también es profesora de guion en escuelas como la ECAM. Fotografía cedida por Elisa Puerto

¿Cómo fue tu salto del guion a la dirección? ¿En qué momento pasó?

Bueno, un par de amigos me dijeron un día: “Elisa, con lo buena que eres, no tienes más visibilidad”. Quizá va vinculado esto al hecho de ser mujer. Y, básicamente, me dijeron que, al dirigir, se me tomaría más en serio como guionista. Cosa que a mí me parece lógico, por un lado, pero es que las mejores guionistas no necesitan ser buenas directoras. Por ejemplo, tenemos a Isabel Peña, que ella siempre ha dicho muy claramente: “Yo no quiero dirigir en mi vida, no me interesa la dirección, yo soy guionista”. Y es una de las mejores guionistas de España.

¿Qué piensas del papel de la mujer en el cine español?

Pues están dándose historias, universos muy fuertes. Y, por desgracia, no se les da más visibilidad. Yo estoy muy enfadada con una cosa que ha pasado en España. Que, por un lado, está muy bien, porque ha habido una tanda de directoras, desde Carla Simón, donde se ha posibilitado un montón de películas dentro de ese subgénero del cine independiente, que yo llamo el “drama intimista rural”. Tienes 20.000 especies de abejas, Viaje al cuarto de una madre… 

Pero se ha puesto de moda que las mujeres hacemos ese cine, y que siempre hay que estar dentro de una casa, y hay que hablar de un tema doméstico, de tu relación con tu hijo, con tu madre, o con el hecho de ser madre, o no saber cómo dejar de ser hija… Me parece estupendo y muy necesario, y me alegra mucho que de esa manera se haya dado más voz a cineastas mujeres. ¿Qué pasa? Que los dramas intimistas rurales funcionan y están muy bien porque cuestan menos de un millón y medio. En cuanto tú pretendes hacer una película que sea de género, ya elevas a dos millones. Que eso para un hombre es una chorrada, es una película de bajísimo presupuesto, pero para una mujer dos millones… cuidado. Cuando Bayona se marcó La sociedad de la nieve en 60 millones. Y nadie duda en darle los 60 millones. Pero Isabel Coixet sigue teniendo que luchar para que le den cuatro millones.

Entonces, ahí es donde yo estoy enfadada. Yo he escuchado a hombres, a quienes admiro mucho, decir que las mujeres nos hemos acaparado el cine independiente. Danos más dinero, ya verás lo que acaparamos. Entonces, ahí está el problema. Estamos en una estructura en la que hay que darle más voz a las mujeres, pero nunca por más de un millón y medio. Seguimos en una estructura en la que los que mandan no confían en que las mujeres sepamos gestionar producciones un poco más caras que vayan a ser rentables.

Elisa Puerto y El establo
Elisa Puerto con el póster de su cortometraje El establo. Fotografía cedida por Elisa Puerto

Consideramos que el terror y la ciencia ficción son géneros bastante masculinizados. ¿De dónde viene tu interés por el terror?

Yo amo el terror, pero sí que es cierto que no veo a tantas mujeres haciendo terror. Porque no nos han dejado. Pero las mujeres siempre han escrito terror, siempre han pensado terror. Somos buenísimas con el terror. Mira, el terror permite afrontar los miedos, y creo que los monstruos han reflejado siempre miedos. De hecho, después de las guerras o de los grandes traumas sociopolíticos, la gente no ha ido a ver comedia, la gente ha ido a ver terror. Detrás de cada monstruo, puedes leer un miedo sociopolítico.

Y ahora los monstruos, si empiezan a ser femeninos, dime tú. Los “ofendiditos”, el miedo que le tienen a la cuarta ola feminista. Esto va por rachas, va por ciclos. Pero no es ninguna casualidad el que de repente Titane, además sea una madre que se convierte en padre y que juega con los géneros y la identidad sexual y que te muestra una mujer que los hombres no quieren ver. Todo esto no es en vano. Todo esto pasó en plena cuarta ola feminista. Y ahí lo tienes. O sea, el cine de terror siempre ha acompañado este tipo de movimientos.

“Necesitamos otras narrativas. Y eso pasa con más mujeres contando cosas. O más gente no binaria o más gente latina, afroamericana, nativa… De donde sea. Pero necesitamos otros discursos”

¿Y respecto a tu interés por la ciencia ficción?

Pues yo siempre he pensado que, del mismo modo que el terror refleja los miedos muy profundos del ser humano, la ciencia ficción reflexiona sobre el sujeto político. O sea, lo que hace la ciencia ficción es reconstruir modelos de comunidades y de sociedades para reflexionar sobre nuestra sociedad actual. Sacando a relucir lo peor y lo mejor.

También creo que hay que empezar a cambiar las narrativas, porque creo que el cine ayuda mucho a pensar el mundo, y el miedo que nos han metido desde Hollywood, concretamente, nos impide repensar el mundo de forma más libre. Estamos muy atrapados en una versión muy gringa de todo. Creo que hay que empezar a darle la vuelta también. Y para eso necesitamos otras narrativas. Y eso pasa con más mujeres contando cosas. O más gente no binaria o más gente latina, afroamericana, nativa… De donde sea. Pero necesitamos otros discursos. Es muy necesario. Y más en este momento que atravesamos tan bochornoso de la historia de la humanidad, en la que necesitamos reinventarnos.

“Las películas de catástrofes siempre pasan en lugares que son centros occidentales. Nunca pasan en Afganistán, porque no les importa a los occidentales lo que le pasa a Afganistán. Eso es lo que hay que empezar a revisar. Y la ciencia ficción y el terror ayudan a hablar de estos temas sin ser demagógicos”

¿Cuáles son tus referentes a la hora de tanto guionizar como dirigir?

En actitud como mujer profesional creo que Carlota Pereda es intachable, porque es una “curranta” tremenda. Permanece humilde, permanece enamorada de su trabajo, permanece muy humana, muy cercana. Y nunca olvida por qué está haciendo todo esto.

Coralie Fargeat, después de la maravilla que es ese final de La Sustancia, no sé si podrá hacer algo mejor en su vida, pero nos ha dejado ese final, que para mí es de lo mejor que he visto en mil años. Se ve que es una enamorada del cine de género, que se ha visto todo el cine de género habido y por haber, y que nada le gusta más en la vida. Y ese final es que eso es puro género. Cualquier amante del terror la va a amar para siempre. Y Aliens, de James Cameron, para mí es la mejor película de acción de la historia del cine comercial. Y si hablamos de personajes femeninos, Ellen Ripley en esa película le da tres vueltas a personajes feministas de hoy. Aliens para mí es una masterclass del manejo del suspense, del thriller. Me parece que ha envejecido maravillosamente. Y a mí me ha influenciado muchísimo.

Fotograma de El establo, de Elisa Puerto
Fotograma de El establo, cortometraje que une el terror con la política y el medioambiente. Fuente: El Patio Films

Ya metiéndonos un poco en tus proyectos en sí, ¿de dónde salió la idea de El establo?

El establo, fíjate, fue un corto que hubo que pensar y realizar en tiempo récord. Me llamaron para escribir este corto un día en que había debate electoral. Y yo estaba preguntándome si ver el debate, que en ese momento era entre Ayuso y Pablo Iglesias, y dije: “No puedo más estar escuchando a gente gritándose e insultándose”. Y en vez de ver el debate, pues escribí El establo. Yo tengo una obsesión con el tema climático porque es un tema que nos atañe a todos. Da igual a quién votes, da igual lo que pienses, planeta solo tenemos uno y no podemos estar mirando hacia otro lado. Hay cosas que da igual a quién votes, son obviedades y tienes que encararlas de una vez.

¿Y de dónde surgió la idea de La antesala?

La antesala viene de un viaje que hice a Lesbos para intentar ayudar con la crisis de inmigrantes. Cogí una cámara e intenté sacar entrevistas y demás. Me di cuenta de que la manera más eficiente de poder ayudar a estas personas era ayudándoles a contar su historia. Y luego abrí un canal de YouTube y lo compartí con un montón de gente. Pasé sus entrevistas para que la gente supiera cuál era la verdadera situación allí.

Y me di cuenta de que era muy difícil alcanzar a las mujeres. Muchas mujeres de África, de Siria, no podían hablar sin el consentimiento de un hombre. Y luego me di cuenta de que las afganas, para llegar hasta Lesbos, habían tenido que cruzar cuatro países a pie, habían visto morir a la mitad de su familia en el camino y todas habían sido violadas para poder subirse a una patera y muchas no sabían quién era el padre de los hijos que habían tenido por el camino. Estaban viviendo en una precariedad que no tenía ningún tipo de sentido. Para mí ese es el verdadero terror. Y no pude hacer un documental de aquello, y se me quedó la espina. Creo que la ciencia ficción es un excelente vehículo para poder hablar de estas cosas sin yo, europea rubia, ser la que le dé voz a estos personajes. También me sucede que con la crisis climática no somos conscientes de que lo mismo de aquí a diez años los que tenemos que migrar somos nosotros. Y si eso pasa, pues lo mismo a nosotras, mujeres europeas, nos toca vivir cosas terribles.

Me fui a un lugar muy conceptual para hablar de algo que creo que puede suceder en cualquier parte del mundo. Y luego, la obsesión de la tecnología, la burocracia en estos lugares que es atroz, personas que están varadas durante años y años en un campo de concentración porque la burocracia no avanza…

La antesala
Fotograma de La antesala, protagonizada por Irene Anula. Fuente: El Patio Films

¿Me puedes contar un poco sobre tu interés por hablar sobre el cambio climático?

Pues creo que necesitamos cambiar la narrativa sobre el cambio climático. De hecho, soy parte de un taller, Another Narratives, y voy a dar clase sobre cómo se ha relatado la crisis climática en el cine de terror, en el cine de catástrofes y en las distopías, y cómo nos han dado muy pocas herramientas sobre qué hacer a través del cine, que es una herramienta política.

Y no tenemos herramientas porque en el cine norteamericano te hablan de que va a venir un señor a salvarte del terremoto que destroza tu ciudad. Pues no, no hay ningún señor que va a venir a salvarte. Hay que cambiar la narrativa, liberarse un poco de Hollywood. Tanto por la visión masculina de las cosas, la visión blanca, la visión a veces no tan democrática y la visión muy “ombliguista” de las cosas.

Si te das cuenta, las películas de catástrofes siempre pasan en lugares que son centros occidentales. Nunca pasan en Afganistán, porque no les importa a los occidentales lo que le pasa a Afganistán. Así que eso es lo que hay que empezar a revisar. Y creo que todos estos géneros, la ciencia ficción y el terror, ayudan a hablar de estos temas sin ser demagógicos, sin ser pesados.

“Es agotador ir a festivales. Ir al MIPCOM, que es el mercado de Cannes donde vas a venderte como productora, para mí es el infierno sobre la tierra. No me gusta nada, no lo disfruto. Vas a vender un producto y a venderte tú como producto”

Y ahora que me has estado hablando de cómo se une la ficción y los cambios climáticos, ¿estás haciendo guiones que son cli-fi?

Sí, estoy haciendo cli-fi a distintos niveles. Ahora mismo estoy con tres largometrajes. El que más se está moviendo en estos momentos es un survival cli-fi, que es una película de anticipación. Es el que estuvo en esta residencia de cine de género el año pasado. Lo estoy moviendo en coproducción con Francia. Luego tenemos La Loma, que es una película de terror, y que fue seleccionado en el “Woman in Fan” de Sitges en 2023, y que también tiene una crisis climática de fondo.

Y luego estoy escribiendo un guion, Cachorra, que pasa en la frontera entre Estados Unidos y México. Lo estoy escribiendo con Eder Campos, uno de los productores de Huesera. Está basado en una novela pulp, en el desierto, y lo hemos transformado en una historia de body horror. Y realmente es una reflexión sobre la migración y sobre la necesidad de cruzar fronteras en el momento en el que estamos, en este momento bochornoso de la historia. Y ganó el Pitch de Guadalajara, y el premio era precisamente ser pitcheado en Cannes en el Fantastic Seven.

También te quería preguntar, ¿guionizaste el documental de La Venganza de Jairo? ¿Cómo fue tu experiencia en ese documental?

Pues fueron cinco años de trabajo en nuestro tiempo libre, honestamente. Yo estuve en Bogotá unos meses trabajando, y tuve el honor de conocer a Jairo Pinilla, y descubrí su filmografía, que es serie Z y más allá, pero tiene muchísimo mérito. Además de hacer un homenaje a Jairo y de hacer un homenaje al cine de terror en Colombia, el documental era una excusa también para hablar de la precariedad de los cineastas en un país como Colombia. Por muchos momentos Simón Hernández, el director, y yo fuimos los únicos que tiramos el proyecto. Lo dimos todo para homenajear a Jairo Pinilla. A mí siempre me pareció muy importante llevar a cabo el proyecto. Y ganó el Premio del Público en Sitges y estuvo nominado a los premios Macondo a Mejor Guion, que es como los premios Goya en Colombia.

La venganza de Jairo
El documental, guionizado por Elisa Puerto, es un homenaje al director colombiano y al cine de bajo presupuesto. Fuente: Producciones La Popular

También quería saber justamente por tu experiencia en festivales. ¿Cómo lo vives?

Pues todo depende del festival. Hay festivales maravillosos, yo amo Sitges. Luego, amo pequeños festivales como la Semana Fantástica de San Sebastián, el Festival de San Sebastián me parece un festival maravilloso, el Festival de Cine Latinoamericano de Biarritz me gusta mucho también… A mí Cannes, por ejemplo, me apabulla, no me gusta. Es como una fábrica, es agotador. No sé, no es mi estilo.

Cuando vas a un festival, tienes que dar lo mejor de ti, reunirte todo el rato. La gente piensa que ir a un festival es ver películas y pasártelo genial. No, cuando vas siendo cineasta, te levantas a las siete de la mañana, vas de reunión en reunión, ves películas… No las que quieres, sino las que tienes que ver porque han sido producidas por alguien con quien te tienes que reunir después. Y luego lo de tomarte cañas, muchas veces son cócteles donde te tomas la cervecita para quitarte la vergüenza y acercarte al productor más gordo de la sala.

Es agotador ir a festivales. Ir al MIPCOM, que es el mercado de Cannes donde vas a venderte como productora, para mí es el infierno sobre la tierra. No me gusta nada, no lo disfruto. Vas a vender un producto y a venderte tú como producto. Es muy duro. Antes de esto, iba a Sitges, me veía 13 películas de terror al día y me lo pasaba genial. Pero cuando entras en la industria, y ya estás en “el patio de los mayores”, es demandante.

“Mi meta ahora mismo es defender mejor el rol de todo lo que hago. Que se pague mejor el rol de asesora, que se pague mejor a la mujer que hace terror o que hace género, que se visibilice más”

¿Qué opinas sobre las secciones femeninas en los festivales de cine?

Yo no sé hasta qué punto estoy a favor, porque es como tenernos apartadas en una sección. Por un lado, me da mucha pena que todavía sea eso necesario, pero, por otro, visiblemente, sigue siendo necesario. Además, implica mucho respeto por parte del resto. Hay muchos hombres que me decían en Sitges: “Habéis tenido una conferencia muy interesante con Mary Lambert [directora de Pet Sematary], qué envidia, a mí me hubiese encantado ir”. ¿Y por qué no viniste? Era abierto a todo el público. Como es en nuestra sección lo ven como apartado. Y claro que no, al contrario. Se trata de un lugar donde las mujeres estén hablando y que venga todo Cristo a escuchar.

Así que sí, me da mucha pena, pero, por desgracia, sigue siendo muy necesario. Es verdad que, a través del “Woman in Fan”, he tenido la enorme suerte de conocer a muchas mujeres del mundo entero que están haciendo terror. Unas mujeres de un nivel, de un talento, de una cultura general… Y te das cuenta de que el cine de terror siempre ha sido un vehículo para contar otras cosas. Y te das cuenta también de que la mujer siempre ha sido excelente en el terror.

Elisa Puerto
Actualmente, Puerto tiene varios proyectos de guiones para ser producidos en un futuro. Fotografía cedida por Elisa Puerto

¿Cuáles son tus objetivos para los próximos años? En tu futuro como guionista, como directora…

Mi meta ahora mismo es defender mejor el rol de todo lo que hago. Que se pague mejor el rol de asesora y a la mujer que hace terror o que hace género. Que se visibilice más. Mi meta es que las mujeres, que tenemos un universo maravilloso y lo admiro muchísimo, tengamos más voz y voto en la industria audiovisual. Que se confíe más en nosotras.

Y también crear más puentes entre España y otros países, porque creo que España está demasiado encerrada en sí misma. Volvemos con lo que empezamos, que es que creo que necesitamos más conexión con energías creativas más vivas, y otras maneras de entender la industria, porque al final es que son siempre los cuatro mismos los que mueven el dinero en este país. Creo que en España hay muchísimo talento, hay unas voces tremendas, y creo que hay que darles más vidilla. Lo que pido es más calidad de vida para la gente que está haciendo cosas interesantes.