• Dirección: Emerald Fennell
  • Reparto:  Barry Keoghan, Jacob Elordi, Rosamund Pike, Richard E. Grant, Allison Oliver, Archie Madewke
  • País: Reino Unido 
  • Género: Drama psicológico, Thriller 
  • Guion: Emerald Fennell
  • Duración: 127 min

 

Las historias cinematográficas son un claro ejemplo de los roles y patrones aceptados, y por ende, de todas las actitudes que se toman al respecto de los mismos. Las películas dirigidas por mujeres han conseguido que esas actitudes adquieran un rumbo diferente y ejemplifican la realidad de las experiencias y vivencias, en este caso, sexuales. Con Saltburn, la directora Emerald Fennell se ha unido a las pocas películas en las que conseguimos ver la realidad de nuestra sexualidad y de nuestro cuerpo, como un “cunnilingus” con la menstruación. De esta manera, el filme consigue derribar uno de los temas tabú más antiguos del sexo: hacerlo con sangre. 

Saltburn cuenta la historia de Oliver, (Barry Keoghan), estudiante de la Universidad de Oxford que es invitado por un encantador y aristocrático compañero de clase, Félix, (Jacob Elordi), a su palacio de verano con su excéntrica familia. El drama psicológico deriva a través de algunos encuentros sexuales “curiosos” y con escenas que no dejan indiferente a nadie, incluso, incomodan. ¿Incomodan porque nunca nos han enseñado el sexo de esa manera? La representación de las relaciones sexuales en el cine siempre ha estado dirigida bajo la mirada masculina y, en el caso de Saltburn, la escena da completamente la vuelta. Estamos acostumbradas a ver sexo oral practicado por mujeres hacia hombres y, muchas veces, impuesto. En este caso enseña por un lado la vergüenza de las mujeres jóvenes y la negación que tienen a practicar sexo con la regla y, por otro, el placer de hacer algo tan natural.

La primera vez que se mostró de forma explícita la sangre menstrual en la gran pantalla fue en 1976, con Carrie, donde se asocia el periodo con el horror y la burla. Conociendo esto no es raro que pocas películas hayan mostrado escenas sexuales con la regla y que Fennell haya sido una de las pioneras en crear una imagen que permite al espectador entender que la sangre en el sexo es normal, no es asquerosa y es, incluso, sensual. 

Si Saltburn no hubiese estado dirigida por una mujer, todo habría sido diferente, pues no se hubiese plasmado el sexo del mismo modo porque no se consideraría sexy. Emerald Fennell ha conseguido dirigir una obra audiovisual no solo exquisita visualmente, con una dirección de fotografía que admirar, sino que ha creado escenas bien pensadas y desarrolladas que destapan uno de los grandes temas tabú femeninos.